El Covid-19 ha traído consigo desafiantes retos para las personas y las organizaciones. Uno de ellos es el trabajo remoto y con ello la supervisión a distancia.
La tentación de un buen líder puede ser el procurar entrar en la dinámica de «business as usual» cuando en realidad nada es usual. El contexto más complejo no tiene que ver nada con la distancia pero si con el miedo y la zozobra provocada por el avance de la enfermedad y la incertidumbre acerca de la permanencia del problema y las posibilidades de verse afectado de forma directa.
Algunas recomendaciones que podemos compartir.
- Regula la barra de desempeño. Una situación de crisis plantea callejones sin salida en donde nadie tiene la mejor alternativa, pues todo cambia día con día, por ello es deseable establecer metas progresivas que pueden ir incrementando en la medida que crezca la preparación para enfrentarlas así como el ánimo para mantenerse enfocado.
- Toca base humana. Es imposible asumir que todos pueden estar enfocados en el trabajo, pues cada persona tiene diferentes niveles de resiliencia o miedo. Sugerimos tocar base humana al menos dos veces al día, lo cual implica abrir un canal permanente para compartir inquietudes y preocupaciones. Abrir la vulnerabilidad permitirá sintonizar con el equipo para navegar en la misma dirección.
- Fortalece el enfoque cognitivo. Es complejo mantenerse inmune ante la avalancha de información así como de las malas noticias, por lo que será una labor del líder seleccionar un balance adecuado de realismo y objetividad en la información que se comparte a efecto de que la atención de los colaboradores esté centrada en lo importante y lo que está bajo su control.
- Motiva el buen contagio emocional. Es claro que todos tenemos la capacidad de impactar en otros y en tiempos de alta vulnerabilidad, un comentario negativo lo mismo que una mirada optimista pueden tener un alto nivel de influencia en nuestros seguidores, no se diga si se publica en redes sociales. Motiva el contagio de las buenas emociones, la compasión y la responsabilidad.
- Prioriza con base en tus valores. Nuestro hogar y el trabajo dejaron de estar en balance para integrarse, por lo que hoy más que nunca estamos obligados a evaluar todos los roles y propósito de nuestra vida y actuar en consecuencia. Da valor a tu salud física, mental y emocional, a tu pareja, a tus hijos, a la administración de tu tiempo y a tus objetivos personales e invita a los demás a que también lo hagan y tomen decisiones con base en ese criterio.
No podemos evitar sentir miedo y zozobra, pero está en nosotros regular nuestras percepciones y auto-motivarnos para poner nuestra energía al servicio de lo que es importante para nosotros. Solo así podremos mantenernos fuertes y ser ejemplo de las personas importantes en nuestra vida.